Las Cuevas de Artá no son solo un simple reclamo turístico. Este paisaje subterráneo es el resultado de una larga y compleja historia geológica que lo ha ido modelando. La cueva está situada en rocas calcáreas ( compuestas mayoritariamente por carbonato cálcico, CaCO3) que fueron sedimentadas en el fondo de antiguos mares, durante el periodo Jurásico hace unos 200 - 150 millones de años. Las rocas incluyen restos de caparazones y esqueletos de los organismos que vivían en esos mares.
Con el tiempo estos sedimentos marinos salieron a la superficie hace unos 15 millones de años cuando se formaron las grandes cadenas montañosas de los Alpes y Pirineos. En esa época, como consecuencia del choque entre el continente africano y europeo, estas rocas marinas fueron elevadas, deformadas y fracturadas debido a estas enormes fuerzas geológicas. De esta forma, la compacta roca calcárea ha quedado compartimentada por multitud de fracturas y discontinuidades, que han permitido la penetración de las aguas de infiltración.
Estas fracturas de la roca son bien visibles en el techo de la cueva, donde se puede observar que las estalactitas han crecido alineadas siguiendo las discontinuidades de los materiales rocosos jurásicos.
Se trata de una cueva natural formada a causa de la disolución de la roca calcárea por parte de las aguas subterráneas. Estos fenómenos son posibles gracias a la participación del dióxido de carbono (CO2) que da un carácter ligeramente ácido a las aguas que se infiltran en las montañas. Los mencionados procesos de disolución de las rocas calizas son lo que los geólogos conocen como modelado kárstico ( o simplemente karst), nombre que deriva de la región de Karst en Eslovenia, lugar donde estos procesos fueron estudiados por primera vez ya en siglos pasados.
Estas aguas subterráneas que corren sobre lechos impermeables van minando lentamente las capas superiores arcillosas hasta que al fin se desploman dejando un vacío cubierto por otras capas calizas que se sostienen a causa de su forma abovedada. Las aguas que circulan sobre su bóveda, cargadas de bicarbonato de cal, filtra lentamente por pequeñas hendiduras dando lugar a los siguientes fenómenos:
- Al asomar la gota de agua en el techo de la caverna, va depositando a su alrededor, por el desprendimiento del ácido carbónico excedente, la materia caliza que llevaba en disolución, y que es la que poco a poco formará la estalactita.
- Al caer la gota, aún conserva bicarbonato de cal, y está, a su vez, se va depositando en el suelo para formar la estalagmita.
- Con el transcurso del tiempo, estas dos concreciones llegan a unirse y forman una verdadera columna con unas formas caprichosas y fantásticas.
La disolución de la roca por las aguas subterráneas, en presencia de dióxido de carbono (CO2), es el proceso que ha dado origen a la formación de la cueva (modelado kárstico). Este mismo proceso químico es el responsable de la exuberante decoración natural de la cueva (estalagmitas, estalactitas, etc) debido a que dicha reacción química es reversible, o sea que puede ir en un sentido o en otro. Así, el mismo carbonato cálcico que ha ido siendo disuelto por las aguas de infiltración, pasa a ser depositado en el interior de la cueva, al invertirse el sentido de la reacción química.
De esta manera se generan espectaculares depósitos calcáreos como son las muy conocidas estalagmitas ( que crecen en el suelo), estalactitas ( que cuelgan del techo), las columnas ( unión de estalactitas y estalagmitas), las coladas (capas calcáreas que se han desarrollado sobre las paredes y/o suelos), y las colgaduras o banderas ( que crean formas alabeadas que penden del techo). Todos estos precipitados calcáreos son conocidos por los geólogos bajo el término general de espeleotemas. Todos estos espeleotemas, que podríamos calificar de clásicos, crecen siguiendo directrices verticales impuestas por la fuerza de gravedad, que controla el goteo y el flujo de las aguas de infiltración.
Cabe también destacar un espeleotema bastante raro en las cuevas kársticas del planeta, denominado discos o escudos ( superficies circulares inclinadas), pero muy abundantes en las Cuevas de Artá, alcanzando unas dimensiones realmente espectaculares. Algunos ejemplares están presentes en las proximidades de la Reina de las Columnas, así como en el Teatro y en el Salón de Banderas.
Por otra parte, son muy interesantes los sobre crecimientos cristalinos de aspecto bulboso que se observan en algunas salas como el Purgatorio, donde se localiza la formación conocida como el Baptisterio, o el sector que comprende el la sala del Teatro y la zona de acceso al salón de Banderas. Estos espeleotemas registran alineaciones horizontales que corresponden a episodios de inundación freática de la cavidad, ocurridos durante estadios de niveles marinos elevados que tuvieron lugar a lo largo de Mioceno Superior y Plioceno, hace entre 3 y 6 millones de años.
Una pregunta que con frecuencia se plantean los visitantes es la tasa de crecimiento de los espeleotemas, aspecto sobre el que es muy difícil hacer generalizaciones, aunque en general su desarrollo suele ser inferior a algunos milímetros por milenio. De todos modos en las cuevas de Artá no se observan abundantes formaciones que se encuentran todavía en fase de crecimiento. Por el contrario, se trata de depósitos bastante antiguos e inactivos, que se formaron como mínimo en el Pleistoceno inferior o en el Plioceno, y en algunos casos en el Mioceno Superior, como sucede con algunos ejemplares que se encuentran recubiertos por los citados precipitados calcáreos freáticos de edad Pliocena.
En conclusión, hay muchos factores físico-químicos que influyen en la formación de los espeleotemas como son, entre los más importantes, la pluviometría (abundancia o escasez de lluvias), la temperatura, la concentración de CO2 en la atmósfera de la cueva, etc. Estos factores controlan tanto la magnitud de la ornamentación de los espeleotemas, como la velocidad de formación de los mismos.
Aunque la edad de la roca sea de entre 175-150 millones de años, la formación de la cueva es un fenómeno mucho más reciente ocurrido en los últimos 15 millones de años. A partir de esa fecha, cuando las montañas de Mallorca se encuentran ya estructuradas, las aguas de lluvia comienzan a formar una serie de vacíos y conductos subterráneos por disolución de la roca calcárea.
En el Plioceno inferior, hace unos 5 millones de años, la cueva ya está formada y decorada por abundantes espeleotemas. Más tarde, en el Plioceno medio, entre 4 y 3 millones de años, la cueva resulta inundada debido a sucesivas subidas del nivel marino, que originan los espeleotemas freaticos bulbosos presentes en la cavidad.
Durante el Pleistoceno, los últimos 2,6 millones de años, la cueva alcanza su aspecto actual, con la apertura de la espectacular entrada en los acantilados del Cap Vermell.
En Septiembre del 2019 Cuevas de Artà fue noticia por el estudio publicado en la prestigiosa revista Nature, fue llevado a cabo por un equipo internacional de investigadores que incluye a miembros de la Universitat de les Illes Balears (UIB), la Universidad de Nuevo México y la Universidad de Columbia.
El análisis de una serie de depósitos hallados en el interior de estas espectaculares formaciones geológicas demuestran que hace 3,3 millones de años el nivel del mar era dieciséis metros más alto que ahora. Y la temperatura entonces era solo entre dos y tres grados más cálida que en la era preindustrial, cuando los cambios en la temperatura no tenían todavía influencia humana.
Conocer los climas del pasado aporta una valiosa información para desarrollar modelos de predicción que ayuden a realizar proyecciones del futuro con un menor grado de incertidumbre.
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Nuestro más sincero agradecimiento a los investigadores del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de las Islas Baleares, y de la Sociedad Espeleológica Balear, Joaquín Ginés y Joan J. Fornós, y al fotógrafo de la naturaleza Miguel Ángel Gual, de la Sociedad Espeleológica Balear y de la Sociedad de Historia Natural de las Baleares.
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