Cuevas de Artà
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Una gran escalinata ascendente permite alcanzar la entrada natural de la cavidad, desde la cual se puede disfrutar de una maravillosa vista sobre la bahía de Canyamel. No obstante, el acceso a la cavidad no se efectúa sobre su abertura natural sino por un túnel que permite entrar a una amplia sala conocida como el Vestíbulo.
El recorrido luego nos lleva a una segunda estancia donde se encuentra la Reina de las Columnas, una esbelta estalagmita de 17 metros de altura. Posteriormente, seguimos por un pasadizo que conduce a la sala del Infierno, donde se ofrece un espectáculo de luz y sonido.
A continuación, se tiene acceso a las salas conocidas como el Purgatorio, la sala del Teatro, la sala de Banderas y la Gloria. Por último, el camino nos lleva de nuevo al Vestíbulo, pasando otra vez por la Reina de las Columnas y por una llamativa ornamentación cristalina conocida como la piedra de diamantes. Una gran escalinata pone fin a nuestro recorrido subterráneo disfrutando de una espectacular vista sobre el mar Mediterráneo.
Esta imponente y espectacular estancia, está ricamente decorada por numerosas estalagmitas y columnas que compartimentan este espacio subterráneo. Estas elegantes y esbeltas estalagmitas se levantan del suelo, semejando vagamente formas humanas, espectros misteriosos, inmóviles, rígidos, indiferentes a la mirada del hombre y con esa imponente superioridad de las maravillosas creaciones de la naturaleza. A su vez, estalactitas de prodigiosas formas y extraordinarias proporciones penden de una elevada bóveda, que se alinean siguiendo las fisuras de la roca calcárea.
Cruzamos el Vestíbulo para tomar un sendero que nos lleva al Salón de las Columnas, donde el conjunto adquiere un interior gótico, sembrado de columnas delgadas, ojivas esbeltas, doseles afiligranados y mil detalles admirables. Mientras se va pasando por aquella multitud de columnas hasta entrar en otro salón inmediato, se suceden, de un modo fantástico, los más sorprendentes cambios de luz.
El recorrido turístico discurre entre estalagmitas y diferentes precipitados calcáreos hasta alcanzar un gran departamento elipsoidal llamado Salón de la Reina de las Columnas, donde se localiza la Reina de las Columnas. Se trata de una esbelta estalagmita de unos 17 metros de altura que, arrancando del centro del mismo salón, se eleva adelgazándose en elegantes festones hasta llegar a la altísima techumbre.
A escasa distancia de la Reina de las Columnas, se observa una enorme formación que configura una superficie inclinada circular, de unos 4 metros de diámetro. Se trata de una concreción muy destacable que creció oblicuamente en la pared de la sala. Este tipo de formación, conocida como discos, son muy abundantes a lo largo de toda la concavidad.
En esta sala cabe también resaltar unas anchas cortinas de piedra, que flanquean el camino hacia la sala del Infierno. A este conjunto se le da el nombre de dosel.
Un pasaje conduce a una especie de balcón desde el cual se observa al fondo una sala bautizada como el Infierno. Este inmenso salón es uno de los más vastos y admirables de las cuevas, destacado por su exuberante decoración estalagmítica y la profusión de columnas y formaciones calcáreas que lo subdividen en diversos ámbitos. En este punto se ofrece un espectáculo de luz y sonido. El tétrico nombre de esta sala está justificado por sus características lóbregas y gigantescas, pero sobre todo por el descenso vertical de más de 10 metros que los visitantes debían efectuar con escaleras de cuerda, e iluminados por candiles y antorchas.
A la izquierda de la sala destacamos una ancha cortina de piedra que cae desde una gran altura y cuyos pliegues tocan el suelo. Al fondo, un gran número de robustas estalactitas que cuelgan del techo sobre las rocas y las estalagmitas formando una especie de monumento gigantesco. Hay rocas que semejan animales monstruosos y todo tiene un aspecto infernal y maravilloso que provoca en el espectador la sensación de haber sido transportado a un lugar jamás soñado.
A través de un tramo corto, se tiene acceso a la siguiente sala conocida como el Purgatorio, la cual es recorrida mediante una especie de puente que discurre elevado sobre el pavimento de esta cámara.
Entre su espléndida ornamentación destaca la formación singular conocida como el Baptisterio, consistente en una estalagmita con su parte superior notablemente abultada debido al hecho de que dicho engrosamiento corresponde a antiguos niveles de inundación de este sector de la cueva.
Se accede a continuación a la zona denominada el Teatro. Del techo y junto a la pared del fondo penden unos cortinajes semejando bambalinas, y dentro otros llegan hasta el suelo figurando bastidores. En esta estancia, junto como en muchas otras, destacan unos llamativos discos casi verticales, así como diversas formas bulbosas, semejantes a las existentes en el Purgatorio, que dan cuenta de las sucesivas estabilizaciones del nivel de las aguas subterráneas en el interior de la cueva.
Un llamativo trayecto entre exuberantes y llamativos depósitos calcáreos ( formando altos lienzos de roca oscura) nos conduce al Salón de las Banderas. El nombre de esta sala hace referencia a unos impresionantes discos calcáreos, con colgaduras pétreas, que penden de sus paredes y techos, como si fueran banderas con pliegues elegantes y con asta erguida. Al fondo se levanta un ancho grupo de columnas gigantescas que simulan un órgano colosal cuya extremidad superior parece perderse en las nubes.
Un ascenso importante nos deja en un espectacular mirador, situado en el sector conocido como la Gloria. Esta es la zona donde la cueva alcanza una mayor altura de bóveda, ya que el techo de esta sala se eleva a aproximadamente 45 metros desde la profundidad del Infierno. Desde dicho mirador podemos observar un conjunto de formaciones de características similares a los discos calcáreos del Salón de Banderas que semejan un gigantesco elefante o mamut.
El resto de esta magnífica sala se encuentra decorado por voluminosas y esbeltas columnas, estalagmitas, y coladas calcáreas que cubren totalmente las paredes. La impresión es sobrecogedora y se mantiene en el trayecto descendente que nos conduce de vuelta a la Reina de las Columnas.
La salida de la visita turística se desarrolla de nuevo transitando por el lateral del Vestíbulo, pasando por la Reina de las Columnas y la piedra de diamantes. Una gran escalinata ascendente permite alcanzar la entrada natural de la cueva, desde donde se disfruta de una maravillosa vista al mar Mediterráneo, que pondrá fin a nuestro recorrido subterráneo.
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